Recorriendo A Ribeira Sacra con la tribu

Nuestra tierra Gallega es una tierra de contastres en la que los azules del océano Atlántico, del mar Cantábrico, de sus rías y de su multitud de ríos se funden con el verde de sus montes, otorgándole una orografía única que además presenta diferencias muy significativas entre sus cuatro provincias. Diferencias que quizá (o al menos a mi me lo parece) se hacen más notables en la provincia de Ourense.

La relación de esta tribu con Ourense ha dado en los últimos años un giro de 180 grados, muy similar a lo que nos ha pasado por ejemplo con Zamora o con León, pasando de ser esa provincia gallega que actuaba con lugar de paso obligado en nuestros viajes hacia Madrid, con pequeñas paradas en Verín, Xinzo o Allariz para estirar las piernas y tomarse un café (o un buen bocata de jamón) a ser esa provincia a la que no hace falta una excusa para visitarla, ya sea para pasear por el casco histórico de su capital, ya sea para realizar alguna ruta de senderismo, o para desconectar en un puente o en un fin de semana en alguno de sus preciosos pueblos rurales y villas.

Precisamente a mediados de mayo de este año, aprovechando el puente del Día das Letras Galegas, optamos por hacer una escapada rural a uno de esos lugares de Galicia que cualquiera que decida visitar nuestra tierra debería de marcar como lugar «imprescindible». No es que me sea muy fan de este tipo catalogación, ya que para gustos colores y lo que para mi puede ser algo imprescindible para otro puede no serlo en absoluto, pero es que A Ribeira Sacra es todo un espectáculo para cualquier viajero o espíritu wanderlust que busque ver paisajes de características únicas, como los que el río Sil y sus cañones de más de 35 km de longitud nos ofrecen y que es sin duda una de sus principales reclamos, aunque ya os digo que no el único, y es que la Ribeira Sacra y los veintiún concellos (ayuntamientos) que la conforman dan mucho pero que mucho de sí.

Por eso, si me lo permtís hoy vengo a hablaros solo de una de esas infinidad de opciones y que en nuestro caso abarcó una ruta de dos días y medio por la rivera Ourensana de los Cañones del Sil, comenzando en Nogueira de Ramuín y terminando un poquito más allá de Parada de Sil, para visitar las pasarelas del río Mao y posteriormente Castrocaldelas, que es considerado uno de los pueblos más bonitos de Galicia.

De ruta por la Ribeira Sacra Ourensana, ¿por dónde empezamos?

Tanto si hacéis una ruta por la parte correspondiente a Ourense, como si la hacéis por la parte del sur de Lugo o un mixto entre ambas, si algo va a tener cualquiera de las opciones que escojáis es que vais a poder disfrutar de unas vistas privilegiadas ya sea de los Cañones del Sil como de ambas riberas de Río Miño gracias a un montón de miradores únicos. Pero como os decía antes, la Ribeira Sacra también está repleta de rutas de senderismo y rutas fluviales y de una riqueza y patrimonio artístico y cultural, que abarca desde el megalítico hasta la edad media, por lo que conventos, monasterios, castillos, pazos, os estarán esperando para que, si no podéis abarcarlos todos en una primera visita, os saquéis la espinita en visitas sucesivas.

En nuestro caso, al ir dos días y medio y no acompañar demasiado el tiempo el primer día, optamos por acotar nuestra ruta sin hacer un kilometraje excesivo. Tened en cuenta que las carreteras son en muchos casos comarcales, con muchas curvas y aveces agostas así que, aunque las distancias son cortas, los trayectos son largos en cuanto a tiempo y más si vas parando de mirador en mirador, que sería lo esperable en una ruta por esos lugares.

Nogueira de Ramuín es la puerta de entrada ourensana a la Ribeira Sacra. Su capital es Luintra y precisamente muy cerquita de la capital decidimos establecer nuestro campamento base. No sé si ya os he contado con anterioridad que ser gallego y no tener aldea es algo raro, muy raro (y bastante frustrante, todo sea dicho de paso), y eso justamente nos pasa al jefe de la tribu y a mi (lo que ya es casualidad), por lo que así como nos surge la oportunidad nos gusta acercarnos al rural más que a mis hijos jugar a videojuegos. Por ese motivo, buscamos algo cerquita de Luintra (a cinco minutos en coche) pero lo suficientemente aislado para desconectar de lo cotidiano y encontramos justo lo que buscábamos en la pequeñita aldea de Santa Cruz, donde no os exagero cuando os digo que la habitan de manera continuada solo 5 familias. Allí se encuentra una también pequeñita pero súper acogedora casa rural llamada Casa da Canella, perfecta para una tribu como la nuestra donde somos dos adultos y dos peques junto al peludo de cuatro patas. Todo equipado en su justa medida, impoluta y además con una estufa de pellets a la que dimos uso incluso estando a mediados de mayo. Y es que el clima en Galicia puede ser impredecible y pasar, como fue en nuestro caso de 16 grados a 27 en menos de dos días.

La pequeña aldea de Santa Cruz engloba todo aquello que buscamos quienes estamos enamorados del rural gallego

Que llueva en la Ribeira Sacra no es problema siempre que no haya nubes bajas, porque como ocurra esto último el plan de recorrer los cañones del Sil y conocerlo a través de los miradores se complica mucho, muchísimo, motivo por lo que el día de nuestra llegada optamos por rastrear la aldea, empaparnos de la información que Benja, el casero nos había dejado sobre Nogueira de Ramuín y alrededores, jugar a juegos de mesa en familia disfrutando del calor de la estufa y descansar para salir temprano al día siguiente y hacer una ruta lo más extensa a aprovechada posilble.

Primer día de Ruta: Os Peares- Salto de Santo Estevo – Monasterio de Santo Estevo – Mirador de Cabezoás – A Mirada Máxica – Balcones de Madrid – Bambán do Solpor.

Dicho y hecho, al día siguiente empezamos ruta bajando hacia Os Peares, una parroquia que se caracteriza por ser el punto de unión del Río Miño y el Río Sil y donde podréis pasear por la playa fluvial del río Búbal, por el barrio de la estación o contemplar su puente de estilo Eiffeliano. A partir de ahí seguimos el curso del río Sil y nos dirigimos hacia el Este, en dirección hacia nuestro primer destino estrella: El Salto de Santo Estevo o Encoro de Santo Estevo, construido entre las décadas de los 50 y 60 junto a otros tres embalses (Belesar, Os Peares y San Pedro) para aprovechamiento hidroeléctrico. Es precisamente la existencia de estos embalses la que permite que tanto el Miño como el Sil puedan ser recorridos por catamaranes turísticos, al ejercer un efecto apaciguador de las aguas de ambos ríos. En el caso del Encoro de Santo Estevo, éste facilita la navegación de prácticamente una hora y media recorriendo todo el cañón o gran parte del mismo dependiendo de la opción que escojáis a la hora de adquirir vuestros billetes.

Para llegar al embalse os llamará la atención que tenéis que atravesar una carretera de servicio de la propia central hidroeléctrica. Tranquilos, es el camino correcto aunque os pueda generar dudas de si el GPS se ha vuelto loco y de si os ha desviado de la ruta.

La presa, con un salto de 115 metros de altura, se encuentra en el top 5 de las obras de ingeniería hidráulica de Galicia y la podéis contemplar desde un amplio mirador que tiene habilitados dos niveles y un aparcamiento para unos 15 coches aproximadamente.

Panorámica de la presa de Santo Estevo y sus más de 100 metros de caída

A continuación seguimos ruta bordeando los cañones y comenzamos un ascenso digno de un Tour de Francia en el que la pendiente y las curvas complicadas van de la mano. Llegado a un punto os encontraréis con una bifurcación a la izquierda que os hará descender de nuevo hasta el embarcadero de Santo Estevo en caso de que optéis por la opción de una ruta en catamarán y si no seguiréis unos pocos kilómetros más de subida hasta enlazar la carretera OU-0508 que en dirección a mano izquierda os llevará a Parada de Sil y a Mano derecha hacia nuestro siguiente lugar a visitar: el Monasterio de Santo Estevo.

El monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, construido entre los siglos XII y XVIII, es hoy en día un Parador de 4 estrellas situado en un entorno único, en medio de bosques de robles y castaños, especies autóctonas gallegas que en muchos puntos de nuestra comunidad han sido sustituidos por especies invasoras como el eucalipto y sus riesgos y problemas asociados.

El monasterio fue declarado en 1923 Monumento Nacional y en 1985 Bien de Interés Cultural, abriéndose al público en 2004 como parador Nacional de Turismo, siendo a día de hoy de los más valorados

Su fachada barroca, su iglesia románica y sobre todo sus claustros, ya sea el de los caballeros o el del Vivero de estilo renacentista, o se trate del claustro de los Obispos, son son un plan de lo más recomendable para visitar, del mismo modo que puede ser altamente recomendable el hospedarse en él, aunque para nosotros al viajar con el peludo, es algo que no nos queda más remedio que descartar y que en la actualidad no admiten mascotas.

Claustro de los Caballeros – Parador de Santo Estevo

El monasterio es además lugar de paso de una de esas rutas a las que los amantes del senderismo seguro que no se pueden resistir, la ruta Maquino Largaño: una ruta circular de 15 kilómetros de dificultad Medio – Alta que parte de Luintra que si os animáis a hace no solo os adentrará en paisajes de lo más agradable gracias a los robles y abedules que lo conforman, sino que además os permitirá visitar varios pueblos, descubir elementos tanto del patrimonio cultural como etnográfico de Nogueira de Ramuín.

A continuación toca deshacer ligeramente lo andado y nos dirigimos más hacia el este, retomando nuevamente el curso del río hacia Parada de Sil, donde se encuentran dos de los miradores más espectaculares de la Ribeira Sacra Ourensana, pero antes de llegar a ellos toca parar en otros miradores como pueden ser el de Vilouxe o el de Cabezoás. Nosotros al ir con niños y al estar ese día el tiempo todavía algo revuelto por la mañana optamos por hacer parada en el de Cabezoás, ya que no precisas desviarte para nada de la ruta hacia Parada de Sil al estar éste al lado izquierdo de la carretera en dirección de dicha localidad, disponiendo además de una zona de aparcamiento para unos 8 o 10 coches. No os podemos decir si es habitual o no que estos aparcamientos a pie de carretera para visitar los miradores estén completos, pero en nuestro caso, cuando llegamos, éste estaba ocupado solo por un coche, aunque imaginamos que en verano la situación será un poco diferente.

Cañones del Sil desde el Mirador de Cabezoás

El trayecto que lleva a Parada de Sil desde Cabezoás transcurre una vez más entre robles y castaños que se curvan y arquean, atravesando con sus copas la estrecha carretera y formando magníficas bóvedas, haciendo que el viaje se convierta en una ruta súper agradable que te protege del calor incluso en los meses más sofocantes del año.

Llegando a Parada de Sil comprobaréis como siendo un pueblo pequeño es un pueblo bastante turístico y no es para menos porque en él podéis disfrutar dos de los miradores más espectaculares de la Ribeira Sacra: As Xariñas de Castro, que también se conoce como Mirador Mirada Máxica y Los Balcones de Madrid. Al primero de ellos, con sus dos impresionantes pasarelas gemelas, podéis acceder fácilmente adentrándoos en el camping Cañón do Sil y donde además podréis visitar los restos de un castro celta.

De nuestra corta experiencia por la zona, este mirador se ha convertido sin duda en uno de nuestros miradores favoritos de ese lado del Sil y es que la forma en la que ambas pasarelas se adentran en los cañones te da una visión de su verticalidad que sencillamente te quitan el hipo.

Vistas a los Cañones del Sil desde las pasarelas gemelas del Mirador Mirada Máxica

El otro mirador y quizá uno de los más conocidos y concurridos son los Balcones de Madrid, a poco más de un kilómetro del mismo centro de Parada de Sil y que deben su nombre a que era el lugar que las mujeres de la zona escogían para despedirse de sus maridos cuando éstos, en gran parte barquilleros, se iban de ruta por España y como no por Madrid para ganar dinero en las verbenas. La verticalidad que en este punto alcanzan los cañones y su altura en torno a los 500 metros te hacen sentir insignificante.

Los cañones del Sil alcanzan su máxima verticalidad a su paso por los Miradores de Madrid

Se diferencian además del resto de miradores en están construidos en pendiente, siendo necesario descender a través de escalinatas para llegar a lo que podríamos denominar la balconada. Esto es un aspecto importante si tienes movilidad reducida o si vais con niños pequeños que precisen de silla o carrito. De ser así, os recomiendo que recurráis al portabebés si queréis disfrutar de la totalidad del mirador.

Acceso a la parte más baja de los Miradores de Madrid y vistas hacia el cañón

Otra cosa en la que los Balcones son diferentes al resto de los miradores que visitamos es que la ruta que te lleva a ellos es circular y al principio de la misma hay una pequeña área recreativa con merendero y parque infantil, además de una amplia zona para aparcar. Aunque después de pasar con el coche por el centro del pueblo y sus restaruantes y mesones, con unas terrazas súper bonitas, la verdad es que se hace más que apetecible el pararse a comer en cualquiera de ellas.

En nuestro caso optamos por volver a nuestra casa rural, comer allí y descansar un poco aprovechando que nuestro anfitrión nos ha obsequiado con una docena de huevos frescos que nos saben a gloria, y es que eso de comer unas buenas tortillas de patatas con huevos frescos, cerca de las cinco de la tarde y tras una mañana entera de caminata es algo que no tiene precio.

Más avanzada la tarde y tras enterarse los peques de que en Luintra hay un pequeño parque infantil al que nos piden repetidamente ir y en el que quedan encantados al tenerlo para ellos en exclusiva, nos dirigimos a uno de esos lugares que sí que es verdad que de unos años a esta parte se han convertido en un clásico en diferentes puntos de Galicia, hasta parecer que se trata de una competición por ver quién tiene el banco o el columpio más bonito de la Comunidad.

La verdad es que a nosotros nos da igual si el columpio más bonito es éste o aquel, o si el banco más bonito es el de Ortigueira o el de Trasmaño en la Ría de Vigo. Lo mejor es disfrutar de cada paisaje que cada uno de esos lugares te ofrecen porque seguro que cada uno de ellos es único como ocurre con O Bambán do Solpor de Nogueira de Ramuín, a escasos 5 minutos en coche de Luintra, al que de verdad, si tenéis tiempo, os recomiendo que visitéis como su nombre indica en la puesta de sol (no solpor) de un día despejado si lo que queréis es disfrutar de verdad de un solpor a la gallega como bien se merece.

Vistas desde o Bamban do Solpor de Nogueira de Ramuín

Si vais bien de tiempo y todavía os falta un ratito para la puesta de sol, podéis aprovechar que junto al Bambán se encuentran las Mámoas de As Cabanas que es un importante yacimiento megalítico que alberga un total de siete enterramientos que datan del Neolítico, así como aprovechar para trepar por los Penedos da Moura y / o animaros para hacer un poquito de senderismo por alguna de las rutas de la zona, aunque sea un pequeño tramo.

Segundo día de Ruta: Nogueira de Ramuín – Monasterio de Santa Cristina – Pasarelas do Río Mao – Mirador de Matacás – Castro Caldelas.

Tras dos noches en Casa Canella toca decir no un adiós sino un «hasta pronto». Benja, nuestro anfitrión, nos comenta que están acondicionando un pequeño jardín en la parte trasera de la casa en el que poder desayunar al aire libre e incluso preparar una barbacoa. Si ya la pequeña aldea nos tiene encantados, eso último es motivo más que suficiente para repetir a futuro visitando todo aquello que nos queda pendiente, que ya os digo que es mucho.

El tiempo definitivamente nos acompaña para seguir disfrutando de la multitud de miradores que recorren el río Sil, pero ya sabéis que cuando se viaja con niños, o al menos con los nuestros, el realizar cosas variadas evita que pierdan rápido el interés. Por ese motivo optamos por hacer un plan bastante distinto al del día anterior, empezando por una visita al Monasterio de Santa Cristina en Parada de Sil. El monasterio está en la parte baja del cañón y podéis acceder en coche hasta él. Aunque es un monaterio pequeñito y muy diáfano, merece la pena visitarlo porque el enclave realmente bonito, y además, teniendo en cuenta que pagando 2€ por adulto contribuimos a la conservación del patrimonio histórico de la región, negarse resulta difícil.

El monasterio de Santa Cristina se encuentra en un enclave privilegiado que merece la pena visitar si Parada de Sil forma parte de vuestra ruta planificada

Tras finalizar la visita nos despedimos de Parada de Sil y seguimos hacia nuestro segundo y principal objetivo de esta jornada: visitar el Circuito de Naturaleza de la Pasarela del río Mao. Para llegar hasta allí debéis de dirigiros desde el pueblo de Parada de Sil por la carretera OU0605 y recorrerla en torno a 20 o 25 minutos. Sabréis que habéis llegado porque lo normal es que os encontréis una importante fila de coches aparacados los bordes de la carretera. No obstante, en el acceso a la zona donde están las pasarelas (en la antigua Fábrica da Luz) hay un pequeño parking por lo que si sois madrugadores puede que con suerte encontréis hueco para aparcar.

Las pasarelas son una pequeño tramo de algo menos de 2 km de una ruta de senderismo de algo más de 16 km. Estas comienzan como os decía en el anterior párrafo en la antigua Fábrica da Luz que se ha convertido en la actualidad en un local de ocio y formación que incluye un albergue turístico, una cantina, una sala multiusos y actividades tanto de turismo activo como de formación y sensibilización ambiental. Dispone tanto de mesas de interior como mesas al aire libre para comer casero, rico y a buen precio.

El río Mao a su paso por la Fábrica da Luz, antes del comienzo de las pasarelas

Recorrer las pasarelas es toda una experiencia. La verdad es que antes de llegar pensaba que las pasarelas transcurrían prácticamente a nivel del río Mao, quizá porque casi todas las rutas con pasarelas que habíamos recorrido hasta ese momento con los niños eran de este segundo tipo. Sin embargo nada más lejos de la realidad, las pasarelas en su parte más alta se encuentran a unos 40 metros de altura, lo que hace que la panorámica del cañón por el que pasa el río sea espectacular y a su vez muy diferente al paisaje que ofrecen los cañones del Sil.

Además, durante el trayecto podemos aprender un poquito más de la flora y fauna del parque natural gracias a los paneles informativos que con sus cubos rotatorios a modo de rompecabezas se convierten en un juego de lo más lúdico y divertido para todos, sobre todo los para los niños.

Pero no penséis que todo el recorrido es a 40 metros de altura, ya que llegará un punto en el que os tocará hacer una buena sesión de cardio gracias a una buena pila de escaleras que no os voy a engañar, son un poquito rompepiernas a la vuelta, pero si queréis llegar a pie de río no os quedará otra que pasar por ellas. Hacer el recorrido entero merece mucho la pena pero tenedlo en cuenta si vais con niños muy pequeños o con personas mayores a los que ese tramo se les puede hacer complicado o directamente no viable.

Descendemos por las pasarelas hasta llegar a la desembocadura del río Mao sobre el Río Sil
Desembocadura del río Mao como afluente del Sil

Por cierto, aunque las pasarelas tienen tramos en los que estaréis protegidos por la arboleda, tienen un tramo importante que es a pleno sol, por lo que la crema solar y los gorros o viseras, además de hidratarse en condiciones con agua fresquita es fundamental, sobre todo si las hacéis en verano o en un día caluroso.

La pasarela transcurre en este tramo a 40 metros de altura con espacios muy abiertos en los que es importante protegerse del sol

Una vez descansado del paseo de vuelta y repuesto energías en la Fábrica da Luz, si aún tenéis fuerzas y ganas, que seguro que sí, podéis continuar por la OU0605 en dirección Castro Caldelas para desviaros hacia el Mirador das pedras de Matacás, otro de mis miradores favoritos sin duda de este viaje y es que si las pasarelas dobles de A Mirada Máxica son impactantes, esta pasarela tiene una particularidad no apta para personas con vértigo y si lo tenéis, solo diré que no miréis hacia vuestros pies una vez allí.

Bajo el Mirador das Pedras de Matacás podréis ver uno de los embarcaderos desde donde parten los catamaranes turísticos que recorren el río

Nuestra ruta por la Ribeira Sacra termina en este viaje visitando muy brevemente a Castro Caldelas. La verdad es que no lo teníamos planificado pero al estar cerquita de Matacás nos daba pena no ir hasta allí al menos un ratito ya que además, el pueblo está considerado como un de los pueblos más bonitos de Galicia. Su casco antiguo, declarado en 1998 conjunto histórico artístico es una preciosidad y su castillo o fortaleza con su muralla súper bien conservada, testigo de las revueltas irmandiñas durante el siglo XV, da un aspecto majestuoso a esta pequeña villa donde las casas señoriales blasonadas y sus bonitas galerías blancas son sin duda un reclamo turístico para sus visitantes.

Fachada del castillo de Castro Caldelas dentro del Conjunto Histórico Artístico de la villa

El castillo es visitable, a un precio muy económico como todos los reclamos artísticos de la Ribeira Sacra y en su interior además podréis visitar su museo arqueológico y etnográfico y ver el pergamino más antiguo escrito en gallego que se conserva (el Foro do Burgo de Caldelas) que data del siglo XIII.

Interior del castillo de Castro Caldelas

Al ser un pueblo pequeñito, todos los reclamos del mismo se encuentran a salto de piedra, pudiendo visitar por ejemplo el Santuario de Nuestra Señora de los Remedios o por qué no, si habéis escogido el pueblo como punto para hacer noche, dormir en la casa de Vicente Risco, uno de los referentes de la literatura gallega y de la Xeración Nos en la primera mitad del siglo XX.

Vistas desde la Fortaleza del Santuario de Nuestra Señora de los Remedios, muy cerquita de la Plaza Mayor del Pueblo

Además, seais o no golosos, no os podéis marchar del pueblo sin parar a comprar una buenta bica, quizá su distintivo gastronómico por excelencia, que incluso tiene una fiesta propia en el pueblo a principios de julio.

Y hasta aquí nuestra pequeña escapada de puente por la Ribeira Sacra Ourensana, que como habréis podido ver puede dar mucho de sí incluso yendo un par de días con niños y peludo de cuatro patas. Desde luego nos han quedado muchas ganas de volver a visitar este paraíso natural, repitiendo algunas zonas y por supuesto para conocer otros puntos que nos han quedado pendientes tanto de la parte ourensana como de la lucense.

Los que habéis estado, ¿qué mirador os ha gustado más? ¿Cómo fue vuestra ruta? ¿Alguna recomendación o consejo? Y para los que todavía no habéis estado, ¿os gustaría visitarla?

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