Rastreando Lisboa durante 3 días con la tribu

Tras unos días en Mérida, nuestra escapada de Semana Santa continuó por tierras Lusas y más concretamente en dirección Lisboa y posteriormente Sintra. Portugal para esta tribu, al vivir apenas a 30 minutos de la frontera norte del país, es un lugar al que recurrimos muy a menudo para realizar escapadas de ida y vuelta un sábado cualquiera o en cualquier festivo local o regional. Es un país que piensa en sus «crianças» (sus peques) muchísimo y que nunca nos defrauda.

En su región norte (hasta Porto) nos recuerda mucho a Galicia, gracias a esa combinación de costa y montaña (El Gères o Xurés) que nosotros también tenemos en Galicia y la verdad es que nos brujuleamos bastante bien por ella, pero nos quedaba pendiente descender más allá de Santa María de Feira (un poquito más abajo de Porto) para seguir descubriendo otros de sus lugares más emblemáticos y como no acercarnos a conocer Lisboa en familia, bueno, o al menos un poquito de ella, porque es una ciudad que si quieres visitar a fondo con niños te puede llevar más días. Pero el tiempo disponible en Semana Santa es el que es, así que nos planteamos ver hasta donde diese y más adelante siempre nos queda la opción de regresar para seguir descubriendo.

¿Eso quiere decir que no viajamos con un plan establecido? Pues si os referís a un plan con la ruta trazada al milímetro o al detalle, efectivamente no lo hicimos. Sabíamos que queríamos ver un poquito de todo, para hacernos con una primera visión de la ciudad y cuando digo eso me refiero a visitar algo de cada uno de los principales barrios: Belém, Chiado, Baixa, Alfama, Mouraría, Barrio Alto y ya más alejado y en la zona más nueva de la ciudad el Parque de las Naciones, que como muchos sabréis albergó la Expo Universal del 98.

En una ciudad con tanto que ver como Lisboa, callejear es un acierto seguro con tan solo organizar un poco cómo vas a repartir los barrios a visitar.

Lisboa es una ciudad extensa a la hora de pensar en patearla. Sí que es verdad que tiene muy buenas alternativas en cuanto a medios de transporte urbano se refiere, pero viajando con un perro de 28 kilos no todos son viables (descartado por ejemplo recorrerla en alguno de sus míticos tranvías, aunque sí viable desplazarse en autobús haciendo uso del bozal). Además de extensa es un ciudad muy vertical, vamos, que cuando la llaman la ciudad de las 7 colinas es por algo (no es como Roma, que quitando el acceso a Vía Venetto lo de las colinas y las cuestas, para una familia de vigueses es algo testimonial). No, las cuestas de Lisboa «cuestan», no lo vamos a negar, pero también es verdad que gracias a ellas, las vistas que ofrecen Alfama y Barrio Alto bien merecen que de vez en cuando tengas la sensación de que el trasero y medio pulmón se te han quedado atrás.

Dicho esto, ¿es una ciudad fácil de rastrear con niños? Pues como siempre y como buena gallega os responderé con un «depende», porque hay zonas que para ellos pueden resultar muy, pero que muy atractivas y accesibles y otras que probablemente no tanto a no ser que nos movamos en tranvía o alguna línea de autobús. Lo que para nosotros resultará bohemio o vintage, probablemente para ellos resulte viejo y mal cuidado, aquello que a vosotros no os llame mínimamente la atención para ellos puede ser una fuente de diversión absoluta. Luego no olvidemos que cada niño es un mundo y que ni entre hermanos tienen por qué parecerse en gusto y en carácter y que lo que son necesidades para los peques de esta tribu, no tienen por qué serlo para los vuestros. Hecha esta puntualización, comenzamos.

Día 1 – Llegando a nuestro alojamiento y visitando el barrio de Belém

Como ya sabéis, lo de planificar la hora de llegada a nuestro punto de destino no es algo que se nos dé estupendamente bien (sí, sé que es un punto claramente a mejorar), así que quien dice llegar a las cinco a nuestro alojamiento para el check-in dice a las siete y no pasa nada, que lo importante es llegar. Por cierto, en nuestro caso, al ir desde Mérdida a Lisboa y cruzar de este a oeste todo el Alentejo, decidimos parar para comer en Évora, que es otro destino súper bonito, con su casco histórico amurallado en plan fortaleza, sus casas blancas y color mostaza tan pintorescas o su zona arquitectónica entre las que podríamos destacar la catedral y el templo de Diana entre otros. Además, en sus afueras tiene un gran centro comercial, con restauración de lo más variada, cines, tiendas, ocio y un enorme supermercado, este último muy buena opción si sois de los nuestros y escogéis alojamientos con cocina por esto de ya no solo ahorrarnos unos cuantos euros, sino porque al igual que opinan nuestros hijos vosotros también sois de los que piensan que «en casa se come mejor» (se nota que no cocinan ni limpian ellos, ¿verdad?)

Llegado a Lisboa decidimos no alojarnos en el centro de la cuidad, sino en las afueras, a 8 minutos exactos del barrio de Belém, más concretamente en Oeiras, en el Lisbon Country Village, al que os dejamos enlace a booking por si queréis echarle un ojo y reservar y del que también os dejamos unas fotos a continuación. Perfecto si buscas cero ruido, lugar donde los niños y el perro puedan corretear, con una zona de piscina magnífica, cocina compartida, habitaciones espaciosas y de estilo súper rústico, buen precio y unos anfitriones de lo más majos (o de lo más riquiños, como diríamos en Galicia), de verdad.

El exterior de nuestro alojamiento, todo un disfrute para mayores, pequeños y peludos rastreadores.

El motivo fundamental por el que optamos por Oeiras además de todo lo anterior, fue básicamente el hecho de que Lisboa al igual que ocurre con Madrid Central tiene zonas de acceso solo residentes, zonas donde coches sin etiqueta medioambiental no pueden estar, y zonas reguladas por O.RA., donde te juegas una buena multa o un cepo si te aventuras con un coche que no cumple con estos requisitos por un tema de antigüedad. Al final, como os digo, del alojamiento a Belém es un paseo corto, los accesos son buenos y luego de Belém a Chiado y Baixa, siempre que vayas por Avenida da India, por la Avenida 24 de Julho y por la Avenida Ribeira das Naus no va a haber problema para que os mováis / circuléis con tranquilidad y buscar aparcamiento, aunque en relación a los aparcamientos y parkings privados en Lisboa, comentaros que podéis encontraros unas diferencias muy sustanciales de precio en función del que elijáis.

Ya destino al Barrio de Belém, nuestro primer objetivo fue visitar su más que conocida torre medieval, porque entre otras cosas, nos cuadró la visita con la golden hour y creedme que la luz en esta parte de Lisboa a esta hora es sencillamente espectacular. Ahora bien, si queréis visitar la torre por dentro y por sus almenas, contad con que su horario de apertura es de martes a domingo de 10 a 17.30 h. Para aparcar, llegando un día de semana, pudimos aparcar bastante fácil en el propio Jardim da Torre de Belém, lo único que tenéis que tener cuidado es de si paráis en zona regulada o no. En cualquier caso, no deberíais de tener problemas para aparcamiento por ejemplo ni en la Rua da Junqueira o en O Restelo.

La luz al atardecer en un día despejado en Belém es todo un regalo para la vista.

Una vez visitada la Torre y si queréis seguir disfrutando del paseo portuario sin salir de él, pero también degustar allí sus tradicionales pasteles, que sepáis que tenéis justo en el paseo la Confitería Nacional Belém, aunque si disponéis de más tiempo, un plan perfecto es visitar el Monasterio de los Jerónimos y luego, acercarse a la antigua fábrica y pastelería de los pasteles de Belém, que está muy cerca del monasterio y que la reconoceréis por su fachada con los tan tradicionales azulejos Portugueses y porque muy probablemente estará de lo más concurrida. En nuestro caso, visitar el monasterio queda para una próxima visita con más tiempo, ya que al no estar permitido el acceso a mascotas, consideramos que en esta ocasión no era el momento, ya que supondría tener que entrar a turnos y siendo un lugar que bien merece la pena echar un buen espacio de tiempo dentro, nos dificultaría bastante el poder seguir otros muchos lugares del barrio que igualmente queríamos conocer. El pequeño Hugo además, está en una edad en la que no es tan manejable, al no ser un niño pequeño que puedas portear y que con suerte se quede dormido en el porteo, ni tampoco ser un niño de la edad de su heramana que con diez años ya empieza a tener curiosidad por los museos, las catedrales y otros edificios singulares.

Nosotros optamos por la opción de seguir por el paseo marítimo hacia el Padrao dos Descobrimentos (Monumento a los Descubrimientos), que de verdad impacta por su tamaño y el magnífico estado de conservación, teniendo en cuenta que su construcción finalizó en 1960. Su horario de apertura es de 10 a 18:30 h y la verdad es que una vez cae la tarde tiene una muy bonita iluminación.

El imponente monumento conmemora los 500 años de la muerte de Enrique el Navegante.

Desde su ubicación podréis ver no muy lejos la fachada del Monasterior de los Jerónimos (podréis comprobar por vosotros mismos que en el barrio de Belém todo está relativamente cerca y además es una zona muy llana, con lo que no cuesta recorrerlo).

Si queréis aprovechar para comer o cenar en la zona, además de los restaurantes que tenéis en el paseo entre la torre y el monumento a los descubrimientos, tenéis el Centro Cultural de Belém, y en donde nuestros anfitriones del Lisbon Country Villa nos recomendaron para comer el restaurante Este Oeste, cuyo nombre se debe a que tienen como doble especialidad el sushi por la parte oriental y la pizza por la parte occidental, pero otras opciones para comer / cenar relativamente próximas, es acercaros en dirección este y en coche a LX Factory, que es un antiguo emplazamiento súper recomendable de naves industriales, más o menos a la altura del puente 25 de Abril que se han convertido en una zona principalmente de restauración donde el ambiente retro, underground, bohemio y chillout se entremezclan gracias a la variedad de sus locales, o si tomáis dirección oeste, saliendo de Lisboa, dirigiros hacia Algés, donde tenéis también una buen número de opciones que pasan por las archiconocidas franquicias de comida rápida tipo pizzerías y hamburgueserías hasta locales de restauración más de tapeo y restaurantes tradicionales.

Otros lugares / emplazamientos que podéis visitar en el barrio de Belém son:

  • Los jardines de Alfonso de Alburquerque
  • El museo del coche antiguo
  • El jardín botánico tropical
  • El museo de la Marina
  • El museo de arte popular
  • Los jardines Vasco da Gama

Para nosotros los planes en esta zona de Lisboa como primer día de nuestra pequeña escapada llegan hasta donde os contamos, dejando pendientes para otra ocasión visitar algunos de estos lugares. Ha sido un día largo, de mucho coche y pateada poserior y los niños están deseando relajarse en cama, y para qué lo vamos a negar, nosotros también.

El interior de las habitaciones del Lisbon Country Village, al más puro estilo rústico y minimalista y con una claridad perfecta. Exactamente lo que estábamos buscando para tres días.

Día 2 – Visitamos el Parque de las Naciones, Biaxa y Alfama

Tras descansar en el más absoluto silencio que nos ofrece el Lisbon Country Village, nos decidimos a sacar el máximo partido a nuestro segundo día en la ciudad Lisboeta y optamos por empezar la mañana dedicándosela más a los peques visitando el Parque de las Naciones, el área más nueva de Lisboa, y más en concreto el Océanario. Esta parte de la ciudad, tras albergar la Expo del 98 se ha convertido en un enorme barrio donde conviven la zona residencial y una enorme zona de ocio, comercio, museos, zonas verdes, vías para bicis a orillas del Tajo y con el impresionante puente Vasco da Gama al fondo. Y es que en esta zona de Lisboa, el agua es sin duda su protagonista no solo por el Oceanario y por el río que luce espectacular en esta zona de la ciudad, sino porque si recordáis, la temática de la Expo fue «Los océanos: un patrimonio para el futuro».

Aparcar en la zona es sencillo, pero es importante que estéis atentos a qué zonas están reguladas por franjas horarias para evitaros el susto de encontraros un cepo enganchado a vuestras ruedas y la consiguiente multa. Nosotros para nuestra tranquilidad aparcamos en un parking exterior de pago, a pie del río, en una zona tipo pantalán y la verdad es que la tarifa (aunque ahora no podría deciros el precio exacto), fue de los más económica, cosa que no puedo decir de la tarifa del Parking en Baixa esa misma tarde.

Como os decía, nosotros optamos por una rutina no demasiado ajetreada en esta parte de la ciudad que consistió en pasear primero por la rivera del Tajo, entre decenas de pescadores con sus larguísimas cañas de pescar, gente haciendo jogging o disfrutando de un paseo en bici, mientras que otros contemplaban una panorámica aérea de esta parte de la ciudad subidos en las cabinas del teleférico, para después disfrutar de café y helados en uno de los locales de restauración previo acceso al oceánario al que entramos los peques de la tribu y yo mientras el jefe hacía guardia fuera con nuestro rastreador de 4 patas. Asimismo, si tenéis tiempo o buscáis una opción alternativa al oceánario, al lado de este último se encuentra el pavellón de los descubrimientos, que es una opción igualmente estupenda ya sea para acudir con niños o sin ellos.

El Parque de las Naciones bien merece un día entero para recorrerlo a fondo y por qué no, ir en teleférico para disfrutar de las vistas y del impresionante Puente Vasco da Gama con sus más de doce kilómetros de largo.

Respecto a nuestra experiencia en el oceánario, personalmente nos gustó mucho tanto a los niños como a mi. La forma en la que está concebido el titánico tanque principal (llamado Océano global), con cuatro zonas correspondientes cada una a un hábitat marino diferente, pero que tú como espectador percibes o aprecias como uno solo donde conviven sus más de 8000 especies es sencillamente increíble. En total precisamos de unas 2 horas y media para verlo sin ser en profundidad, pero si lo suficiente para dar a conocera los niños la diversidad existente en los océanos y un poco de las tareas que realizan en el Oceanário en materia de conservación de los océanos.

Para acceder a sus instalaciones puedes optar tanto por la compra en taquilla como Online. Si optas por esto último, si bien evitarás colas para acceder, tened en cuenta que os pedirán que indiquéis vuestra franaja horaria de llegada esperada. Luego una vez dentro, puedes estar el tiempo necesario, pero sí que es importante respetar los horario de acceso seleccionados. Para más información sobre precios, horarios y otra información de interés, podéis acceder directamente a la página oficial del oceanário que os dejo en este enlace.

Además del Tanque principal, las instalaciones cuentan además de con el auditorio, con varias salas de exposiciones o para organizar eventos, un restaurante, cafetería y tienda de recuerdos. En nuestro caso no optamos por comer en el restaurante sino en un local de comida rápida muy cercano al oceanário, ya que la experiencia nos dice que probar con nuestros hijos experiencias gastronómicas puede no ser buena idea cuando se trata del extranjero, así que mejor ir a lo seguro con ellos y más cuando quieres aprovechar la tarde lo máximo posible.

Para los niños el oceanario es toda una experiencia a nivel sensorial

Por la tarde nos dirigimos hacia el centro histórico de la ciudad, empezando nuestro recorrido por Baixa para movernos por las inmediaciones de la Plaça do Comercio y sus bonitos soportales, donde además tenéis a vuestra disposición una oficina de turismo a la que nosotros acudimos para que nos diesen alguna recomendación de acceso a miradores, teniendo en cuenta que nuestra opción era ir a patas con nuestro peludo y unos niños ya algo cansados tras la mañana en el Oceánario. Por supuesto, de esta zona nos quedamos además de con la Plaza, con el Arco da Rua Augusta, la citada calle y el bullicio de las calles paralelas y transversales a ellas, alegres y llenas de tiendas de ropa, complementos y terrazas donde comer y / o como en nuestro caso, cenar, aprovechando la buena temperatura de la ciudad esa noche.

Llegado a este punto y como comentaba un poco más atrás, el tema aparcamiento en esta zona, como os comentaba, por una parte tiene zonas reguladas y zonas de aparcamiento y acceso a solo residentes, además del tema de las bajas emisiones, por lo que la opción de parking privado es la más conveniente, pero tened en cuenta que los precios pueden llegar hasta los 36€ como en nuestro caso, que decidimos aparcar pegados a la Plaça do Comercio, en concreto en SABA Paque Praça do Municipio. El parque impecable, con plazas amplias, muy bien situado, pero como digo, de barato poco. por lo que si vais a estar en Lisboa Centro varios días y vuestro apartamento o alojamiento no tiene parking, buscad opciones con antelación y calma.

El arco da rúa Augusta es todo un espectáculo, al igual que la totalidad de la Plaça do Comercio y sus inmediaciones.

Tras recorrer las inmediaciones de la Plaça do Comercio nos dirigimos hacia la Sé o Catedral, donde no os faltarán estampas bonitas de los tranvías ascendiendo por las empinadas y angostas calles, al tiempo que disfrutáis de los bonitos puestos de vendedores de acuarelas, postales hechas a mano y otros artículos característicos de Portugal que llevaros de recuerdo. Desde la catedral tenéis dos opciones, una es continuar hasta el Castillo de San Jorge como hicimos en nuestro caso o visitar el Museo de Artes decorativas Portuguesas. Para la entrada en el Castillo, punto número uno, muy importante si viajáis con mascota, es no se permite el acceso al interior de la fortaleza. Es decir, podréis callejear por las inmediaciones recorriendo el barrio de Santa Cruz do Castelo, donde igual os encontráis algún pavo real en un tejado (no sería tan raro), pero atravesar la muralla y adentraros en el recinto no está permitido ni aún porteando vuestra mascota (si su tamaño lo permite) en transportín. Punto número dos, si no vais a madrugar, comprad las entradas online y os ahorraréis una cola importante que os haga incluso desistir de vuestro intento por visitarlo. Para más información sobre horarios, precios, visitas guiadas, y otra información de interés puedes consultarla aquí.

Poco duró el terreno llano y una vez camino a la Sé, las cuestas vuelven a hacer acto de presencia.

El acceso al Castillo de San Jorge está siempre muy concurrido, por lo que recomendamos adquirir con antelación las entradas. Recordad que no admiten mascotas, ni siquiera pequeñas que podríamos llevar en brazos o en una mochila.

Para descender del castillo si has subido desde la Sé, te recomendamos que no deshagas el camino andado y que en su lugar te dirijas hacia el elvador del Castillo de San Jorge, porque podrás seguir callejeando por las pintorescas calles de Alfama, donde el olor a comida especiada seguro que no te pasa desapercibida y porque además una vez llegues al elevador, que está situado donde el antiguo mercado do Chao do Loureiro, podrás disfrutar de uno de los magníficos miradores de la ciudad. Como referencia, yo me quedé con un rótulo de la conocida franquicia de Pingo Doce e importante, en vez de montarte en el elevador, dirígete a la derecha y de ahí directo al mirador, donde hay además una local de terraceo y cóckteles muy chula para tomarse algo disfrutando de música ambiental. Si no recuerdo mal (la verdad es que no lo anoté, porque estaba pendiente de que los dos pequeños exploradores no se matasen entre si), el local se llamaba TOPO, pero vaya, que así lleguéis al mirador lo identificaréis sin problema alguno.

Las vistas desde este mirador, igualmente espectaculares si no habéis podido acceder al Castillo de San Jorge.

Si decidís usar el elevador, podéis aprovechar que es gratuito para poneros rápidamente en Baixa, en la Rua da Madalena. Nosotros optamos por descender a pie hasta llegar a dicha calle para una parada obligada en la Plaza da Figueira, donde sus cafeterías con terraza invitan a quedarse a disfrutar ya sea de un pingo, de un meio acompañados de unos pastelitos de Belem o de cualquier otra copa o refresco. Además, cuando estuvimos allí, el centro de la plaza estaba lleno de puestos de comida y bebida con una iluminación y un ambiente de lo más alegres que de verdad invitaban a quedarse allí un buen rato más.

Reponer fuerzas en la Plaza da Figueira con unas vistas de lujo al Castillo de San Jorge

Y de una plaza a otra llegamos a la preciosa Plaza de Rossio, sus baldosas blancas y negras, su fuente con sus esculturas de sirenas y las magníficas fachadas de algunos de sus edificios singulares como el Teatro Nacional Doña María II, la Iglesia Quemada de Santo Domingo y la Estación do Rossio. La verdad es que toda la parte de Baixa y de Chiado tiene tanto que ver que es difícil decantarse por un lugar u otro que visitar: las Ruínas do Carmo, el Museo de Chiado o el del Dinheiro, el Elevador de Santa Justa o sencillamente seguir recorriendo las calles de esta zona, como la Rua do Ouro o la Rua dos Franqueiros.

Si la Plaza do Comercio es preciosa, la Plaza do Rossio no se queda atrás. Tan diferentes pero tan llenas de detalles.

En nuestro caso ganó el Elevador de Santa Justa, que con sus 45 metros de altura conecta Baixa con el barrio de Chiado y que salvando las diferencias, obviamente, me recuerda con su estructura metálica a algunas partes de la Torre Eiffel. Su acceso es gratuito con la Lisboa Card entre otros, lo que favorece que las colas para acceder al los elevadores y al mirador sean continuas desde la apertura del mirador a las 9 de la mañana, hasta su cierre (las 9 o las 11 de la noche dependiendo la época del año). Al tratarse de un mirador 360º cualquier momento es bueno para visitarlo, pero igual que ocurre con la Torre de Belem, las vistas en la Golden Hour son dignas de disfrutar.

Espectacular el elevador de Santa Justa con sus 45 metros de altura y que nos da una visión 360 de la Ciudad, al tiempo que conecta de manera fácil Biaxa y Chidado.

Si queréis seguir disfrutando del ambiente de Baixa antes de dar por finalizada la jornada (así hicimos nosotros), tomando el Arco de Rua Augusta como punto de referencia, si trazáis un rectángulo limitado por Rua do Ouro, Rua dos Franqueiros y Plaza de Rossio, todas ellas junto las calles paralelas y transversales comprendidas dentro de ese perímetro, os ofrecerán una oferta gastronómica muy variada y a buen precio, tanto de carnes, frango (pollo), bacalao o pastas.

Día 3 – Visitamos Barrio da Estrela – Barrio Alto – Chiado y Baixa

Nuestro último día en Lisboa (eso sí, por el momento porque nos queda mucho por ver como para no regresar a corto / medio plazo), transcurrió entre cuestas, subidas y bajadas infinitas por el Barrio da Estrela, Barrio Alto y Chiado, para finalizar nuevamente en Baixa, en esta ocasión cerquita de Cais do Sodré, para después regresar a nuestro alojamiento en Queixas antes de tomar ruta hacia Sintra.

Nuestro periplo por la zona más alta de Lisboa, comenzó en la Basílica da Estrela y los jardines que llevan el mismo nombre. Para llegar hasta ahí hicimos con perdón, una machada que ahora mismo no repetiría porque es un revienta piernas total, además de que supone una «pérdida» de tiempo importante para visitar otros lugares característicos de la ciudad, y es que dejar el coche aparcado (eso sí, a la sombra) en los pakings en Doças de Alcántara, puede ser una opción buena para no pagar los 36 euros del día anterior pero si lo que queréis es llegar enteritos y descansados hasta el barrio da Estrela, mejor pensárselo dos veces y ya de paso buscar formas de acceder en transporte público.

El barrio da Estrela presenta un aspecto muy distinto a lo que pudimos ver el día anterior en la ciudad. Es un barrio tranquilo y elegante, donde llaman la atención las fachadas de azulejos y las abundantes casas de aspecto señorial. A nivel edificios singulares nos encontramos la Basílica da Estrela y su estilo barroco. La verdad es que es una basílica muy bonita, con sus dos campanarios en la fachada principal y su cúpula en la parte trasera. La entrada a la misma es gratuita pero no así el acceso al mirador, que es de pago.

Justo frente a la basílica se encuentran los jardines del mismo nombre, donde podéis no solo pasear o tumbaros a descansar un poquito en su césped sino que además tenéis una zona de cafetería para tomar algo y seguro que algún puestecito ambulante de helados, granizados y batidos en las proximidades o a la entrada de los mismos.

Llegar al Barrio da Estrela y encontrarse con su bonita basílica y con un parque estupendo para reponer fuerzas justo en frente de ella es un estupendo regalo tras una larga caminata.

Otra de las posibilidades que te da este bonito barrio es subirte al mítico Tranvía de la línea 28 y es que justo al lado de la Basílica os encontraréis la pequeña plaza en la que estos pintorescos tranvías estacionan y recogen a los pasajeros que quieren realizar el magnífico recorrido que esta línea ofrece. Por desgracia, las dimensiones de los tranvías y su masificación no hacen viable el acceso a mascotas, así que nosotros nos conformamos con hacer unas bonitas fotos de recuerdo y por supuesto disfrutar de las vistas pintorescas que el paso de estos pequeños y coloridos vehículos ofrecen a su paso por las empinadas calles de la ciudad.

La tranquilidad del Barrio da Estrela contrasta con el bullicio de Baixa y Alfama

Por supuesto, si quieres seguir disfrutando con calma de la tranquilidad de este barrio, otras opciones que esta parte de Lisboa te ofrece son el Cementerio de los Ingleses, el Museo Casa Fernando Pessoa, el Museo de la Marioneta (una opción muy recomendable para llevar a los niños y que desconecten un poco en su zona de confort) y el Mercado de Campo de Ourique donde tendréis una oferta gastronómica de lo más variada, desde comida tradicional portuguesa, pasando por la Asian Food, comida mejicana, hamburgueserías gourmet con carne de primera que seguro os hacen la boca agua (mala idea si vais con hambre y tenéis en mente comer en otro lado de la ciudad, pero bromas a parte merece la pena dedicarle un tiempo). De hecho, aunque ese día comimos en las inmediaciones del Time Out Market en la Plaza de Dom Luis, tengo claro que la próxima vez tocará comer en esta parte de la ciudad, aprovechando también para recuperar fuerzas y relajarnos.

Desde este barrio es casi obligado recorrer a pie la Calçada de Estrela hasta llegar al majestuoso edificio de la Assembleia da Republica antes de adentrarnos de pleno en Barrio Alto para luego buscar el Mirador de Santa Catalina y disfrutar de nuevo de una panorámica espectacular de Lisboa con el río Tajo de Fondo.

A calçada da Estrela hasta su llegada a la Assembleia da Republica es una delicia arquitectónicamente hablando.

Para llegar a este mirador sin cansaros podéis hacerlo a través de otro de los elementos más pintorescos o famosos de la ciudad que no es otro que el Elevador de Bica, cuyo punto de salida está en la calle de mismo nombre, muy cerquita de Cais do Sadré y que os dejará en la Rua de Sao Paulo, en Barrio Alto, por lo que después no tendréis más que descender un poquito por sus calles hasta llegar al mirador. Otra opción es utilizar el Ascensor da Gloria, desde Plaza de los Restauradores, muy cerquita de la Plaza de Rossio si os encontráis en Baixa. Nosotros, al viajar con Bran no podemos optar por este tipo de desplazamientos, pero eso no es razó alguna para que no os recomendemos el uso de los mismos, ya que como sabéis, este blog está pensado para todo tipo de Tribus.

Si algo nos gustó del mirador, además de sus vistas, es que es amplio, con buenas zonas para sentarse y descansar, aunque en caso de que el calor apriete no os olvidéis de una visera o gorro, crema solar y botellines de agua como compañeros fieles vuestros, sobre todo si vais con niños. Y un apunte importante, y es que procuréis llevar con vosotros un bebedero pequeño portátil de viaje para dar de beber a vuestro peludo, porque realmente os lo va a agradecer.

El mirador, además de tener una cafe-lounge (el Noobai Café) en forma de kiosko y terracita escalonada para tomar algo, tiene varias zonas de restauración, siendo el restaurante más conocido el Pharmacia, que se llama así porque hace años era una antigua farmacia. Lo reconoceréis fácil por su fachada amarilla (no tan intensa como las de las casas de Évora), por su amplia entrada y porque muy probablemente sea un ir y venir continuo de personas accediendo a sus instalaciones. Si vais bien de tiempo y os apetece disfrutar un poquito más del lugar, podéis aprovechar para visitar además el Museo de la Farmacia, del que os dejo aquí más información.

Como os comentaba, aunque comer en Pharmacia nos pareció de lo más tentador, dado que por la tarde teníamos que marchar hacia Sintra y queríamos ir acercándonos algo más al coche, optamos por comer en Baixa, en concreto en la Plaza de Dom Luis, muy cerquita de Cais do Cadré, que como sabéis es lugar de moda de un tiempo para aquí, y súper conocida por su calle de calzada rosa (la Rua Nova do Carvalho) aunque todos allí la conocen por Pink Street. La Plaza está rodeada de restaurantes de sabores muy variados (italianos, asiáticos, mejicanos,…), además del típico 100 montaditos y el magnífico Time Out Market Lisboa que estaba literalmente abarrotado y que además no es pet friendly, por lo que al final optamos por comer en Don Costini, y la verdad es que la comida francamente rica y buena relación calidad – precio, además de que el personal del restaurante fueron súper atentos incluso con Bran, al que no le faltó en ningún momento un cuenco con agua bien fresquita.

Y aunque muchos ya sabréis que los parques infantiles y yo no nos llevamos bien, en los jardines de la Plaza de Dom Luis hay uno más bien pequeñito pero que sirve para matar el gusanillo de los pequeños guerreros mientras podéis aprovechar para tomar un café en el pequeño quiosco anexo al parque, con lo que los niños están perfectamente vigilados.

Y así, terminamos nuestra pequeña aventura por Lisboa, caminando de nuevo hacia nuestro parking mientras seguimos descubriendo algunas calles de esta parte de la ciudad y algún parque ajardinado más.

Nos despedimos de ella, camino a Sintra tras recoger nuestro equipaje en el Lisbon Country Village, sabiendo que nos han quedado muchas cosas por ver, porque Lisboa es de esas ciudades con un montón de lugares y rincones especiales que ver en cada barrio. Pero también sabemos que no tardaremos en volver a ella, para dedicarle otros tres días más, porque es una ciudad que bien se merece más días para conocerla, porque que es una pena ver corriendo y porque ya viajes en pareja, con niños, con mascota, con amigos, es de esas ciudades con muchos recursos y mucho que ofrecer, así que, «Muito obrigada, Lisboa. Até breve»

Otra información de interés – La Lisboa Card

Como no podría ser de otra manera, Lisboa dispone de una tarjeta especial para beneficiarte de descuentos y gratuidad en transporte, acceso a museos y otros lugares de interés. Nos referimos a la Lisboa Card. Esta tarjeta, oferta diferentes opciones e cuanto a estancia en Lisboa se refiere (24, 48 y 72 horas respectivamente) e igualmente dispone de precios distintos para adultos y niños (crianças). Al adquirla, su portador se beneficia de:

  • Transporte gratuito en el metro de Lisboa y autobuses, tranvías, ascensores de las líneas CARRIS, CP Train Lisboa -Sintra, Lisboa – Cais do Sodré, Lisboa – Azambuja, Fertagus Lisboa – Setúbal.
  • Pase gratuito en 37 museos, monumentos y lugares de interés.
  • 10% a 50% de descuento en servicios locales e intereses culturales y turísticos. 5% a 10% de descuento en las tiendas participantes para una amplia gama de artículos genuinamente portugueses.

Se activa con el primer uso que hagas de ella, ya sea en el transporte o en la entrada en un museo, elevador o edificio singular y a partir de ahí la puedes usar las siguientes 24, 48 o 72 horas, en función de la opción que hayas escogido.

La tarjeta está disponible en cualquier oficina de turismo de la ciudad y también es posible adquirirla online, beneficiándote de un pequeño descuento. Por si te interesa (nosotros en nuestro caso optamos por no adquirirla al ir con Bran), tienes toda la información que necesitas en este enlace.

Otros lugares de interés – Lisboa Pet Friendly

Dejando de lado el alojamiento, porque estoy segura de que igual que nosotros no tendréis problema alguno para encontrar alojamiento donde admitan a vuestros peludos y es que tanto en lo que respecta a hoteles, quintas y apartamentos vais a tener opciones de sobra, os comento algunas cosas que pueden ser de vuestro interés si viajáis con perro a la ciudad lisboeta, centrándome tanto en el desplazamiento como qué podéis visitar con él.

Para desplazamientos tened en cuenta que el metro de Lisboa admite viajar con perro, siempre con correa y bozal (con el tipico tipo lazo es suficiente), pero éste está restringido a razas potencialmente peligrosas como son el Dogo Argentino, el Pitbull Terrier, el Rotweiller, el Fila brasileiro, etc.

Algo similar ocurre con las líneas de autobús urbanas (ojo, autobús y no los tradicionales tranvías o el elvador da Bica, donde ahí el transporte con perros no está permitido).

Respecto a visitasa a monumentos, museos y otros lugares emblemáticos como el Castillo de San Jorge, la verdad es que nuestros peludos no tienen más opciones que esperarnos pacientemente mientras el resto de miembros de la tribu optamos por turnarnos para visitarlos, si queremos acceder todos a su interior. Nosotros en esta ocasión optamos por silidazarnos con Bran y observar todos ellos desde el exterior dando un bonito paseo. Sì podréis visitar con ellos todos los miradores y por qué no, visitar las tiendas de LX Factory mientras damos un paseo entretenido y tranquilo con ellos. Puedes reservar los mejores tours y actividades con mascota en Lisboa aquí.

Para comer, podéis estar de lo más tranquilos, porque la ciudad está llena de restaurantes con terraza donde vuestros peludos serán bienvenidos. Pero si queréis comer en interior, y teniendo en cuenta que desde 2018 está aprobada una ley que permite la entrada de los perros a los restaurantes y otros establecimientos comerciales siendo los propietarios de éstos, quienes tienen que decidir si los admiten o no, os dejamos el nombre de algunos locales que podemos catalogar como Dog Friendly: Blue, Casa Graviola, Green Burger, Bica Sour, Olivia Lisboa, Eat Pray Love, A Gina o Terra Nova by Populi.

Otra información de interés:

  • Para desplazamientos en avión, el aeropuerto de Lisboa (a 7 km del centro de la ciudad, conecta mediante vuelos directos Madrid, Barcelona, Oviedo, Alicante, Valencia, A Coruña, Málaga y Sevilla.
  • Para desplazamientos e tren o autbús, la estación de Oriente conecta la ciudad lisboeta con Madrid, además de que dispone de otras rutas / conexiones con otros puntos neurálgicos de Portugal como el Algarve, Aveiro u Oporto.
  • Encuentra los mejores hoteles de Lisboa y alrededores AQUÍ
  • Si viajas en coche y decides moverte por la ciudad con él, recuerda que Lisboa zona de circulación de bajas emisiones por lo que no cualquier vehículo puede moverse libremente por la ciudad sin riesgo de ser multado,
  • Si quieres comprar algún tipo de entrada o pases para la realización de actividades culturales, turísticas, deportivas, familiares, etc., dispones de información muy completa a través de blueticket o de ticketline.
  • Puedes reservar los mejores tours y excursiones por Lisboa y alrededores AQUÍ
  • Mantente al día e informado de la predicción meteorológica de la ciudad a través de este enlace.
  • Contrata tu seguro de viaje con IATI Seguros AQUÍ.

Esperamos que con este post te hayamos ayudado un poquito más a organizar tu estancia en Lisboa o que en caso de que no lo tuvieses en mente, haber despertado en ti la curiosidad de hacerlo. Si tienes cualquier duda nos la puedes hacer llegar dejando un comentario abierto en este mismo post o a través de nuestro formulario de contacto.

Por supuesto, si has estado ya en la ciudad y quieres aportarnos más información, ésta es más que bienvenida y te animamos a que la compartas con nosotros y con el resto de tribus que nos leen igualmente a través de un comentario en abierto.

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *